La llama de esos ojos,
mutilados por la presión
Perdidos entre la noche.
Pero aún así los veo.
Los veo escapar
de toda aquella oscuridad
que un día observaron.
De esos callejones sin salida,
que desaparecieron.
Y ahora brillan,
justo como esa estrella
que una vez pensé en entregarte.
Pero ya no más.
Porque esos ojos
ahora me pertenecen.
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