Eramos como
dos gotas de lluvia.
En un momento,
una no resistió
y fue inevitable
que cayera.
Todo estaba hecho
para que fuese así.
Es parte de la naturaleza,
parte de nuestra esencia:
caer.
Depende de nosotros
reponernos y seguir,
terminando en el mar.
O solo caer
y tener un fin.
Mayo 2011
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