En un principio, yo me iba a sentar con David. Pero en cuanto parpadee, este ya se había sentado con la primer simpática chica que se le cruzó. De manera que no me quedó otra que sentarme con Bordelius, quien ni se mosqueó por mi presencia.
El viaje transcurrió en silencio entre nosotros, puesto que yo ni siquiera trataba de introducir ninguna conversación. En cuanto menos lo esperé, casi dormido escuché que la azafata anunciaba por el parlante, a todos los pasajeros, que debíamos ajustarnos los cinturones para aterrizar con seguridad.
Mientras veía la figura de aquel viejo entre dormido, preparándose para el descenso, me preguntaba: ¿No está perdiendo el tiempo acaso? Sin embargo, allí estaba viajando a Toronto con nosotros. Algo nos unía.
Inmediatamente, aparté aquellas dudas y comenzamos a descender junto con otra gran cantidad de gente. En cuanto nos encontramos en tierra, Pierre exclamo:
-¡Chicos, acá estamos! ¡Toronto, preparate para Simple Plan! - Todos reímos.
Todo pasó muy rápido. Luego de dar unas pocas vueltas por la ciudad, sin alejarnos mucho del hotel, volvimos. Era tarde y todos estábamos algo cansados por el viaje.
Y así me encontré en el hotel, despierto mientras Jeff y David dormían, pensando. La música era mi alivio en momentos en que lo necesitaba, justo como aquel. Tomé mi teclado y me aproximé a un lugar en donde los demás no pudieran escucharme. Algunas notas comenzaron a hacerse presentes en mi mente. Las anoté rápidamente en un cuaderno, el cual guardé muy bien en uno de mis bolsos.
De repente, lo tenía a Jeff con la mano sobre mi espalda.
-¿Qué te pasa hermano?
-Nada, solo estoy algo melancólico. Pienso en mi vida y...
-Y la música. - dijo sacándome las palabras de la boca.
-¿Cómo lo sabes? - pregunté con sorpresa.
-Ja..Los chicos a los que enseño guitarra allá, sienten lo mismo hermano. Me lo dicen siempre. La música es especial.
Y en realidad la música es algo más que especial, pensé. No se ve, se siente. No todos saben lo que es tocar un instrumento o cantar y sentir la extraña sensación de percibir que naciste para ello. Además, el talento no es nada si sólo hace música por el dinero.
Eso y mucho más. ¡Sé me ocurrió la letra para mis notas sueltas!
Ahora, a anotarla.
Mica Grinovero and Kevin Jones
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