sábado, 1 de octubre de 2011

Capítulo V

Después de todo, la pista quedó fichada en lo que Bordelius llamó un "Libro de sospechas" mientras nosotros no salíamos de nuestro asombro. El viejo tomó apuntes de ello y luego se dirigió hacia la puerta, diciendo:
-¡Nuevo día, nueva pista!
Así que así era como funcionaba.
 Yo me quedé pensando en mi sueño. Entre tanto, no había podido reflexionar sobre lo que soñé. Todos felicitaban a Pierre por la interpretación. Mi rabia iba en aumento.
En realidad, no sabía si dejarlo pasar o explotar en ese momento. Para ese entonces, ya todos se destinaban hacia sus respectivos hogares, pero mi rabia seguía presente.
Todos se iban cuando al despedirme Pierre me sonrío y me dijo: -¡Qué bien lo hicimos!
En mi mente daba vueltas, ¿hicimos?
-No sé, parece que solo tú eres la banda -dije.
-¿Eh? ¿Por qué dices eso?
La pelea estaba en puerta.
-Woo, wow...Esperen ahí -dijo Jeff mientras trataba de alejarnos con sus manos - Somos amigos, ¿recuerdan?
Lancé una mirada furibunda a Pierre.
-Pues parece que ya no más -casi grité aunque traté de controlarme.
Ante el asombro de todos, me fui. Con destino incierto, vagué por las calles. Necesitaba despejarme.
Luego, me enteraría de que mientras tanto Jeff y Chuck trataban de tranquilizar a Pierre que pasaba del enojo a la culpa. Seb y David salían a buscarme en ese momento.
Pero ya me encontraba demasiado lejos como para escuchar sus voces...ni las de nadie. Solamente el radiante rayo de sol por encima de mi cabeza.
Mientras tanto, los demás seguían en un intento por hallar mi paradero, cosa que hacían con muy poco éxito.
Una palma se posó sobre mi hombro. Era la mano de Bordelius. Traté de ser cortes y decirle que no tenía ganas de hablar con nadie. Pero él insistió y se sentó junto a mí.
-No necesito ser investigador para saber que te peleaste con tus amigos.
Sin decir mucho más, me invitó a comer.
 Siendo sincero, no tenía apetito y ni siquiera aliento para dirigirme a ningún lugar, pero acepté de mala gana de todas maneras. Nos dirigimos a un bar o como pueda llamarse. Se trataba de un sitio pequeño, con paredes azules. Me senté en donde Bordelius me indicó haciendo una reverencia con la mano.
Desde un primer momento me había parecido un viejo raro. Pero sus excentricidades me estaban gustando. Había algo de protector en ese gesto de invitarme a comer.
-A ver, dejame adivinar. ¿No tienes padres? -dijo de la nada.
Por un instante me sorprendí, pero enseguida asentí lentamente con mirada apesadumbrada hacia el vaso que tenía en mis manos. Ya casi vacío, por supuesto. Sin embargo, solo me pareció una pregunta al aire, para tener tema de conversación.
Después de todo, ese fue solo el inicio, con un largo camino por recorrer.

Micaela Grinóvero and Kevin Jones

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