domingo, 25 de septiembre de 2011

Capítulo IV

Luego del sueño no pude volver a dormir. Me quedé despierto y preparé el desayuno. Seb acaba de despertar cuando alguien golpeó la puerta.
  Era Bordelius que se dignaba a comenzar con nuestro pedido. Avaazó a través del umbral de la puerta mientras me pedía una taza de café.
-Toda investigación comienza con un interrogatorio -se excusó por la hora de su llegada, mientras todos se desperezaban.
Algunos permanecían aun en el sofá cuando el viejo preguntó, casi gritando:
  -¿Quién fue el último que vio el dinero?
-Chuck, él tenía que guardarlo. Y cuidarlo supuestamente -dijo Jeff.
Chuck se paró enojado, con palabras que hacía tiempo guardaba: -¡Estoy harto de que me acusen!
Todos se sobresaltaron, excepto yo.
-Ya les dije que no la tengo y ni siquiera son capaces de confiar en mí -continúo Chuck.
Bordelius estudiaba cada uno de los gestos y miradas de la banda.
-Entonces, necesito ver la mochila -aclaró el investigador.
  Sin pensarlo, Chuck le tiró la mochila en un ultimo gesto de enojo. Bordelius la vacío y revisó. Luego de un minucioso examen dijo: -No fue el joven.
-¡Al fin! -gritó Chuck y siguió- ¿Cómo lo supo?
Con una sonrisa burlona pidió la canción acordada a cambio de la pista.
  Por un momento, todos dudamos y enseguida nos propusimos encontrar una canción rápidamente.
-Estoy seguro que debemos tocar algunas de las oldies. ¡Son de su época!- propuso David.
-No lo creo. Solamente hemos practicado de esas un par de veces- objetó Pierre.
-Entonces hagamos una de las nuestras -dije y, por primera vez, todos estuvieron de acuerdo.
Elegimos Anywhere else but here.
  Pierre tomó el micrófono y sonriendo hacia la mochila se burló: -Para nuestro dinero que no está aquí ahora.
  Todos rieron distendiendose. Bueno, casi todos. A mí el chiste no me cuasó gracia. Realmente hubiera querido estar donde mi sueño me colocó.
En ese momento, comenzamos el show y al terminar se notaba en nuestros rostros el nerviosismo por el veredicto final. Miramos de una vez al viejo, que frunció el ceño y dijo:
-Supongo que ese sentimiento es generalizado -abrimos los ojos bien grandes -Tiene mi aprobación.
Respiramos aliviados.
En cuestión de segundos, Bordelius nos hizo ver que una pequeña mancha asomaba de la mochila. Su explicación fue sencilla.
-Alguien fue a su festival y vio como Chuck colocaba el dinero en la mochila. Un alguien lo suficientemente ebrio para acercarse entre todos los presentes y extraer el dinero. Y lo suficientemente ebrio como para derramar una gota allí. Una gota de coñac. Una bebida para la cual no creo alcance la mesada del joven -rió.
Todos lo notamos allí. El sospechoso ahora podía ser cualquier persona que estuvo en nuestro concierto. Pero aún quedaba un largo camino por recorrer.

Mica Grinovero and Kevin Jones

No hay comentarios:

Publicar un comentario