-Entonces, ¿qué de la pista?- intervino Seb.
-Bueno, es algo así como un simple test que todos deben pasar.
Pierre se malhumoró un poco. No le gustaba la idea de pasar por un test.
El viejo agitó su vaso, y preguntó: -¿Se sienten a gusto en la banda?
Todos nos sorprendimos un poco.
-Yo, sí- dijo Jeff.
-Opino lo mismo -expresó Chuck
-Lo mismo creo -siguieron Seb y David casi al mismo tiempo. Respondían sin preocupación alguna.
-Por supuesto que sí -dijo Pierre y estuve de acuerdo - ¿Cuando vas a empezar tu bendito test?
-Todo a su tiempo -dijo el investigador.
Luego, siguió hablando de la música, de viejas épocas y cosas de la vida. De repente, nos fulminó con la mirada al preguntarnos sobre el paradero del dinero.
-¿Alguno de ustedes robó el dinero?
Nuestras miradas se cruzaron, sabiendo qué responder.
-¡Por supuesto que no!- exclamó David - Si lo hubiésemos hecho no estaríamos aquí.
Los demás asentimos. El viejo, con una ceja enmarcada, estudió nuestros rostros por un momento.
Nos estábamos acostumbrando a los silencios de aquella noche. Bordelius nos hizo aflojar la lengua y hablar de nuestros comienzo. De como, casi casualmente, nos fuimos conociendo. La noche parecía estar acabándose y la pista seguía escondida en la mente de aquel viejo extraño.
-¿No cree que ya es hora de darnos la pista? -se enfadó Pierre. Chuck lo codeó, reprendiéndolo.
-La paciencia, joven -comenzó hablando- es algo que el tiempo te obliga a aprender.
Nadie entendía...
-Por lo que veo, no ha sido ninguno de ustedes el criminal - Nos miramos extrañados - Hay algo llamado "lectura de rostros". Con las preguntas que me respondieron, supe quien mentía y quien no. La tensión del rostro es un signo de ellos, cosa que no hicieron. Buen trabajo. Es difícil engañar con expresiones faciales.
Nuevamente nos había sorprendido. Tuve la rara certeza de que los día siguientes hasta hallar el dinero no serían nada tranquilos.
Mientras tanto, todos se disponían a irse a dormir un poco. Al despedirse de mí, Bordelius me tomó del brazo y me susurró:
-¿Recuerdas cuando me dijiste que no extrañabas a tu madre? Bueno, mentías.
Micaela Grinóvero and Kevin Jones
No hay comentarios:
Publicar un comentario