Silenciosas almas
que se abren camino,
despejando el frío que las cobija,
sin dejar la lucha de lado.
Soñadores combatientes oprimidos,
en cuya mente aún resuena
ese incomparable gemido.
El zumbido de la codicia
del hombre no cesa, no,
porque no es capaz.
¡Y qué a de ser de aquellos
que un día pelearon
por una victoria
y ahora, por su memoria!
No hay comentarios:
Publicar un comentario