Porque después de todo
veo algo de vida a mi alrededor,
después de que ese huracán,
ahora desconocido para mí,
se llevó parte de mis memorias.
Porque después de todo
hay algo por lo cual luchar,
contra los vientos y las mareas
que comienzan a ser familiares.
Porque después de todo,
y aunque mis pies estén
clavados a la tierra,
tengo la cabeza en las nubes,
pero con un millón de caminos por tomar.
Porque después de todo,
el alma y la pasión
aún no se mueven de mi lado,
y si bien el tiempo es corto,
sólo pienso esperar un poco
para el día en que decida
construirlo todo con mis manos.
Julio 2011
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