Último día del año.
Nuevo año, ¿nueva vida?
Para nada.
Los viejos tesoros
que hacen el día a día valer quedan.
Realmente no significa mucho
cambiar el calendario.
El verdadero cambio inicia en nosotros.
Quien se proponga metas,
y persevera, las alcanzará.
Quien se da por vencido,
nunca verá los resultados que podría haber obtenido.
Quien no logra diferencias
entre pasado y presente,
tropezará mil veces sin sentido alguno.
Quien no es capaz de demostrar sus sentimientos,
se arrepentirá en día
que no pueda ver a su alrededor.
Vive cada día, como el último,
así como tanto lo repiten.
Y haz dar el valor que cada persona
a tu lado se merece.
Queda sólo brindar.
Feliz 2012.
sábado, 31 de diciembre de 2011
jueves, 15 de diciembre de 2011
Capítulo XII
-Wow- era la única palabra que salía de nuestras bocas mientras mirábamos el edificio de la Ópera. Permanecimos parados allí afuera, boquiabiertos. Creo que fue Pierre el primero en entrar.
-¿Así que éste va a ser el lugar en donde tocaremos?- dijo Jeff sorprendido, como todos nosotros.
-Así es- un hombre de mediana edad ingresó detrás de nosotros. Aún no sabíamos quien era. -Soy Jean Rouvier, el organizador de este evento. Bienvenidos a este maravillosos lugar. -señaló abriendo los brazos.
Pasamos toda la mañana probando sonido y escuchando a otras bandas hacerlo. Estábamos algo maravillados. No sólo por el lugar sino también por todas las bandas que estuvimos conociendo.
Bordelius llegó unas horas después y se puso a un costado. Se mantuvo por un par de horas en la misma posición, escuchando todo a su alrededor y casi analizándolo. Me dio curiosidad.
Después de caída la noche terminamos con todos los preparativos y nos dispusimos a volver al hotel. Bordelius nos siguió a una distancia considerable. Estaba más alejado que de costumbre.
Se lo comenté al resto. A todos nos parecía así. Jeff opinó que lo dejáramos y no nos hiciéramos problema. Yo, por mi parte, insistí en que hiciéramos algo al respecto. Así fue que en medio de un parque de Toronto comenzaron los primeros acordes de Jump. Bordelius sugirió que abriéramos con ella nuestra presentación, lo que nos pareció una buena idea.
A medida que las horas pasaban, íbamos entrando en el clima de Toronto. Así fue que llegamos al Rock Am Ring totalmente cargados. La fiesta había comenzado para nosotros y la cantidad de espectadores aún nos parecía sorprendente. Así fue que llevamos a cabo lo que el viejo nos había dicho, que de alguna manera había conseguido un pase, por lo que estuvo detrás de bambalinas la mayoría del tiempo, poniendo el ojo en todo lo que lo rodeaba.
Muy nerviosos, comenzamos a tocar con una sensación de sueño cumplido. En medio de aquello, ubiqué mi memoria en el rostro de Bordelius. Le guiñé un ojo y por primera vez vi alegría en su rostro.
Fue la mejor noche de nuestras vidas. Miles de personas disfrutaron de nuestra música tanto como nosotros.
Luego de todo aquello, fuimos a una after-party en la casa de uno de los organizadores. Allí se encontraban las demás bandas que habían tocado... Pero no se hallaba el rostro de Bordelius, lo que ya parecía raro.
Pierre aprovechó la fiesta para charlar con Scarlett, una chica de la banda Start, del norte de Canadá. Scarlett tenía un cierto aire de chica fuera de la realidad que encantaba desde el principio.
Así es que en la fiesta fuimos perdiéndonos de vista unos a otros.
-¿Así que éste va a ser el lugar en donde tocaremos?- dijo Jeff sorprendido, como todos nosotros.
-Así es- un hombre de mediana edad ingresó detrás de nosotros. Aún no sabíamos quien era. -Soy Jean Rouvier, el organizador de este evento. Bienvenidos a este maravillosos lugar. -señaló abriendo los brazos.
Pasamos toda la mañana probando sonido y escuchando a otras bandas hacerlo. Estábamos algo maravillados. No sólo por el lugar sino también por todas las bandas que estuvimos conociendo.
Bordelius llegó unas horas después y se puso a un costado. Se mantuvo por un par de horas en la misma posición, escuchando todo a su alrededor y casi analizándolo. Me dio curiosidad.
Después de caída la noche terminamos con todos los preparativos y nos dispusimos a volver al hotel. Bordelius nos siguió a una distancia considerable. Estaba más alejado que de costumbre.
Se lo comenté al resto. A todos nos parecía así. Jeff opinó que lo dejáramos y no nos hiciéramos problema. Yo, por mi parte, insistí en que hiciéramos algo al respecto. Así fue que en medio de un parque de Toronto comenzaron los primeros acordes de Jump. Bordelius sugirió que abriéramos con ella nuestra presentación, lo que nos pareció una buena idea.
A medida que las horas pasaban, íbamos entrando en el clima de Toronto. Así fue que llegamos al Rock Am Ring totalmente cargados. La fiesta había comenzado para nosotros y la cantidad de espectadores aún nos parecía sorprendente. Así fue que llevamos a cabo lo que el viejo nos había dicho, que de alguna manera había conseguido un pase, por lo que estuvo detrás de bambalinas la mayoría del tiempo, poniendo el ojo en todo lo que lo rodeaba.
Muy nerviosos, comenzamos a tocar con una sensación de sueño cumplido. En medio de aquello, ubiqué mi memoria en el rostro de Bordelius. Le guiñé un ojo y por primera vez vi alegría en su rostro.
Fue la mejor noche de nuestras vidas. Miles de personas disfrutaron de nuestra música tanto como nosotros.
Luego de todo aquello, fuimos a una after-party en la casa de uno de los organizadores. Allí se encontraban las demás bandas que habían tocado... Pero no se hallaba el rostro de Bordelius, lo que ya parecía raro.
Pierre aprovechó la fiesta para charlar con Scarlett, una chica de la banda Start, del norte de Canadá. Scarlett tenía un cierto aire de chica fuera de la realidad que encantaba desde el principio.
Así es que en la fiesta fuimos perdiéndonos de vista unos a otros.
Micaela Grinóvero & Kevin Jones
miércoles, 14 de diciembre de 2011
Vulnerable
Una pequeña patada
al corazón,
que, odio, no hace efecto.
¿Por qué?
Ni siquiera lo sé.
Odio eso y a la vez,
es tan raro que nunca
antes pasó.
No lo viste, porque ya pasó.
Vino y se fue,
de repente.
Es mucho mejor así,
pero me vuelve vulnerable.
Tanto,
que es lo que quiero.
al corazón,
que, odio, no hace efecto.
¿Por qué?
Ni siquiera lo sé.
Odio eso y a la vez,
es tan raro que nunca
antes pasó.
No lo viste, porque ya pasó.
Vino y se fue,
de repente.
Es mucho mejor así,
pero me vuelve vulnerable.
Tanto,
que es lo que quiero.
lunes, 12 de diciembre de 2011
Pensé en escribirte, pero en lugar de aquello salió ésto...
Sí, pensé en escribirte,
pero en lugar de aquello salió ésto.
Sí, pensé que era ridículo y tonto
y tantas veces inútil,
pero salió algo poco poético y raro.
Sí debería entregártelo
con algún que otro garabato
de sitios inóspitos,
pero no, preferí conservarlo para mí.
Sí, tal vez algún día lo leas
y lo creas ridículo, tonto e inútil,
pero la verdad es que los sentimientos
son sólo eso:
ridículas formas de expresar
lo tontamente felices que nos vemos
e inútiles que las personas pueden ser
al no demostrarlos.
pero en lugar de aquello salió ésto.
Sí, pensé que era ridículo y tonto
y tantas veces inútil,
pero salió algo poco poético y raro.
Sí debería entregártelo
con algún que otro garabato
de sitios inóspitos,
pero no, preferí conservarlo para mí.
Sí, tal vez algún día lo leas
y lo creas ridículo, tonto e inútil,
pero la verdad es que los sentimientos
son sólo eso:
ridículas formas de expresar
lo tontamente felices que nos vemos
e inútiles que las personas pueden ser
al no demostrarlos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)